Los Pesos Fuertes del Banco de Barcelona Rafael López y Guillén Castellón 1.912 Capítulo Diecisieteavo Estaba sentado directamente en la tierra, bajo un naranjo contra el que apoyaba la espalda, a cubierto del sol. Miraba fijamente al árbol que había enfrente, al otro lado del camino, en otro huerto. Era un níspero con su fruto anaranjado lleno a rebosar. Le atraía. En cuanto se pusiera de pie iba a atacarlo un poco, unos cuantos solamente, que seguro que serían propiedad de algún primo lejano o de cualquier vecino. Él ya no conocía ni los campos, ni sus propietarios. Se giró sin levantarse para mirar sobre su hombro, a esa misma fila de naranjos, por donde estaba llegando ya el agua. Lo había hecho bien. Había levantado las pesadas almenaras, las compuertas para ir dirigiendo al agua hacia las filas de naranjos de su familia. Y, sobre todo, hecho bien al cerrar la última compuerta para no regar al vecino. Eso su padre se lo h
Comentarios
Publicar un comentario